jueves, 5 de diciembre de 2013

Aportaciones de #TraduemprendeBCN a mi joven vida empresarial


Hola a todos:

Sí, sí, ya lo sé, hace mucho que no escribo pero, como ya he señalado en otras ocasiones, solo escribo cuando siento que tengo algo que contar.

Lo cierto es que hace tiempo que tengo ganas de escribir esta entrada, pero no podía hacerlo hasta que concluyera la etapa que inspira estas líneas: la II Jornada sobre Traducción y Emprendimiento o, lo que es lo mismo, Traduemprende Barcelona.

Creo que a estas alturas ya habréis oído hablar de este evento, de estas ponencias, pues hay circulando por la red un buen puñado de entradas fantásticas y redactadas desde distintos puntos de vista. No es mi intención, por tanto, dar una opinión sobre el contenido de las ponencias ni una descripción subjetiva de lo que aconteció el día 22 de noviembre o los días 21 y 22 de noviembre.
Como he apuntado, existen unas crónicas estupendas que podéis consultar en el blog de Leon Hunter, promotor de este nuevo movimiento emprendedor dentro del gremio de la traducción.

Al igual que a Gabriel Cabrera, me gustan mucho las metáforas y la mitología griega, además de la literatura. Sin embargo, en esta ocasión no me valdré de una metáfora clásica como la de su divertida, amena y útil ponencia en Traduemprende Barcelona, o como la que usé para contar mi experiencia como asistente de la edición de Madrid.
Podría, asimismo, utilizar una metáfora con la disciplina preferida de otra de las ponentes, Amaia Gómez Goikoetxea pues, a fin de cuentas, el sentido último de estas jornadas es ayudarnos a materializar, construir nuestro proyecto (de vida) empresarial.
No obstante, como el propósito de este blog es contar los pasos que voy dando en esta etapa como autónoma, en esta entrada solo pretendo compartir con vosotros qué ha supuesto Traduemprende Barcelona para mí, qué ha aportado (y aporta) a mi vida profesional y cómo creo que puedo aplicar lo aprendido para mejorar mis competencias como profesional autónoma.

Bueno, pues empecemos por el principio. Hace unos tres meses y medio vi publicada una oferta de trabajo y decidí enviar una carta de presentación y mi currículo.
Habían pasado nueve meses desde que decidiera hacerme traductora autónoma, por lo que mi quehacer diario solía basarse en la formación continua, la búsqueda de clientes, mucha lectura sobre contabilidad, fiscalidad y otros ámbitos ligados a la parte menos —o nada— «traductora» de la actividad, la elaboración de modelos de facturas, de hojas de presupuesto, de hojas de encargo, de modelos de currículos, la creación de la página web, etc. Como me habían dicho y había escuchado por activa y por pasiva, el proceso es lento al principio y hay que ser paciente y constante; y tener mucha fortaleza mental.
Aun con pocas esperanzas, decidí enviar mi solicitud. Todos los expertos lo decían: hay que ser constantes. Y pacientes. Muy pacientes.

De ahí que, cuando recibiera el correo afirmativo de Leon Hunter tuviera que releerlo. Pero sí, sea por la razón que fuere, me proponía ser esa persona, la encargada de ayudarle con la organización y gestión de la segunda edición de Traduemprende. Un día más tarde comenzaba mi experiencia «Traduemprendedora».

La primera sensación fue de vértigo; nunca antes había participado en la organización de un evento profesional, multitudinario y de las características de Traduemprende. Me enfrentaba a algo nuevo, desconocido hasta ese momento, igual que cuando te enfrentas a una traducción cuya temática nunca has abordado; tienes unas nociones básicas, pero nunca has entrado en materia.
Sin embargo, no podemos dejar que ese miedo, causado principalmente por la inexperiencia, nos impida dar un paso hacia delante y afrontar nuevos retos. De ser así, siempre estaríamos en el mismo lugar, y si hay algo cierto es que la vida no se detiene, no espera; el mundo sigue y nosotros decidimos si queremos avanzar con él o quedarnos siempre en el mismo sitio.

Por lo tanto, mi primer paso fue afrontar el reto, pues era algo que quería hacer (y por eso presenté mi candidatura).
Como en cualquier nueva empresa (entendida como acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo), tuve que buscar información sobre las tareas que desconocía y «autoformarme» en varios aspectos y ámbitos, como por ejemplo en la utilización de programas de maquetación, algo que siempre quería hacer, pero para lo que nuca encontraba el tiempo (porque no me organizaba bien). 
Gracias a Traduemprende, tuve que ponerme las pilas con la fiscalidad y la contabilidad, pues para vender las entradas necesité investigar qué tipos de IVA existen, qué datos no pueden faltar en una factura (y qué tipos de facturas hay), así como recordar algunas fórmulas de Excel.
También me ha enseñado un aspecto tan importante y necesario en la vida de todo profesional autónomo como el trato con el cliente, con el público. Puede parecer algo fácil, pero quienes lleven tiempo en esto sabrán que no siempre es así. Somos humanos, personas, y no todos los días tenemos el mismo ánimo ni humor, igual que las personas con las que interactuamos. Sin embargo, ellas no tienen la culpa de que te hayas peleado con tu pareja, de que te hayan cancelado un proyecto o de que se te haya quemado la cena. Tenemos que ser profesionales y aprender a trabajar en equipo, a colaborar.
Y a esto también me ha ayudado Traduemprende, pues no he sido la única persona que ha contribuido a organizar esta jornada.

Con Leon Hunter, Sara y Judit.
Preservando el espíritu del primer Traduemprende, Leon lanzó un llamamiento pidiendo la colaboración de voluntarios para desempeñar determinadas tareas, como la búsqueda y reserva del local para la cena y la copa posteriores a la conferencia (gracias a Anna, Nati, Rosa y Neus), la traducción del blog de Traduemprende al catalán (gracias a Judit), el registro de asistentes y la difusión de información en los foros (gracias a Sara) o la presentación de la conferencia (gracias, Herminia). 
Mis otros compañeros, por supuesto, fueron los ocho ponentes y Yolanda Antón, encargada de inaugurar la jornada. Todos ellos hicieron gala de una gran disposición, colaboración y trato fácil y nunca me cansaré de agradecérselo.

Herminia, Yolanda y los ocho ponentes.

Compañeros de streaming y audiovisuales.
Pero, como en casi todos los proyectos o trabajos, también hay otros colaboradores anónimos, menos visibles pero no por ello menos importantes. Pensemos, por ejemplo, qué hubiera ocurrido si Xavier hubiera llegado tarde o hubiese utilizado ingredientes de baja calidad o en mal estado para el catering del cóctel y del coffee break. O si Albert hubiera utilizado una cámara «de todo a cien» para grabar las conferencias, o si Juan no hubiese utilizado un buen servidor para el streaming, o si Mar no hubiese apretado el «botoncito» de la mesa de control en el minuto «X» para que todos pudiéramos escuchar el vídeo de Javier Pérez Alarcón o el de Gabriel Cabrera, o si Aizpea, Aina o Carlos no hubiesen gestionado tan amablemente algunos cambios en el alojamiento.


 
Exquisita y cuidada presentación del servicio de catering.
Traduemprende ha mostrado y demostrado la importancia del trabajo en equipo; que es mejor sumar que dividir, que todos podemos aportar algo y que —esta es mi opinión— el futuro (y presente) de esta profesión, al igual que el de otras, pasa por el trabajo colaborativo.

Pero no todo va a ser maravilloso (que sí positivo) y Traduemprende ha sacado a la luz aspectos «negativos» o, más bien, aspectos que no estaba gestionando bien, a saber (y valga la redundancia), la gestión del tiempo y del estrés. De hecho, si se me permiten sugerencias, para la próxima o siguientes ediciones de Traduemprende creo que sería buena idea contar con alguien que nos hable sobre esto; sobre cómo gestionar o convivir con el estrés y cómo conciliar la vida personal y familiar con el trabajo por cuenta propia.


En mi caso, compaginaba esta colaboración con Leon Hunter con algunas traducciones, con clases particulares y con cursos de formación continua, además de con mi vida personal. Y he de ser sincera: no me lo he «montado» muy bien. No he conseguido ser todo lo productiva que querría o debería y, además, no he logrado canalizar el estrés en algunos momentos. Pero esto es algo positivo; la única manera —o al menos la más eficiente— de saber que estás haciendo algo mal es haciéndolo mal. Y para ello hay que lanzarse, perder el miedo a equivocarse, tal como nos dijera Elena Fernández en la primera edición de Traduemprende en Madrid.

Así que, si tuviera que enumerar todos los aspectos, destrezas o conocimientos que me ha aportado participar en Traduemprende Barcelona, la lista quedaría más o menos de la siguiente manera:
  • Afrontar retos.
  • Trabajar en equipo.
  • Coordinar.
  • Trato con el cliente.
  • Ser autodidacta.
  • Aprender a gestionar el estrés y el tiempo: aumentar la productividad.
  • Contabilidad y fiscalidad.
  • Adquirir capacidad para gestionar los imprevistos de última hora, solucionar problemas.
  • Gestinar redes sociales.
Como veis, todas estas competencias son completamente aplicables al ejercicio profesional por cuenta propia de la traducción.

Por supuesto, Traduemprende Barcelona me ha permitido socializar y conocer a profesionales del gremio, como el propio Leon Hunter, entrar en contacto con personas interesantes a nivel profesional y personal, algo importante para mantener una mente equilibrada, una correcta salud mental (que a veces puede verse afectada si nos aislamos y no abandonamos la «traducueva») y rencontrarme con viejas conocidas, como Míriam Bernal.

Socializando y «desvirtualizando».
Y, finalmente, me ha demostrado que con esfuerzo, dedicación y mucho trabajo y paciencia es posible ir abriéndose un hueco en la profesión. Que, como nos dijo Irene Vidal, es muy duro y requiere mucho esfuerzo pero que cuando lo consigues, es muy gratificante y merece mucho la pena.
El propio Traduemprende, sin ir más lejos, es un ejemplo de ello: ha requerido mucho esfuerzo de todas las partes (humano y económico), no ha sido fácil pero, a juzgar por las sonrisas y la satisfacción de los asistentes, podemos decir que sí, que todo ese esfuerzo e ilusión ha merecido la pena.

Así que, desde mi pequeño rincón personal, animo a todo aquel que quiera emprender su viaje, su camino como profesional por cuenta propia a trabajar mucho, todos los días, a ser constantes y a no abandonar ante el primer contratiempo. Los resultados tardan en llegar o hacerse evidentes, vendrán racionados para que podamos disfrutar de ellos poco a poco y celebrarlos de uno en uno. Porque, para enfundarse el maillot amarillo, Indurain tuvo primero que completar y celebrar cada una de las etapas que lo conformaban.



Y ahora sí que termino, pero antes de despedirme quería dar las gracias a Leon Hunter por promover y organizar estas jornadas y por haber contado con mi colaboración, a todos los ponentes por la calidad e interés de sus ponencias, que nos han ayudado mucho, a todas las personas que han trabajado para que Traduemprende Barcelona fuera posible y, por supuesto, a los asistentes, porque sin una buena demanda la oferta no hubiese tenido sentido.

Un saludo y nos vemos (virtual o personalmente).

Extras:

Detalles de Lloyd, Gabriel y Scheherezade (¡Muchas gracias!).



Gabriel, Lloyd, Sara, la tarta #TraduemprendeBCN y yo.



Café a la salud de Atriex Traductores.