Hola de
nuevo a todas y a todos:
En primer
lugar, perdonad por la ausencia. Tengo muchas cosas que contar y podría haber
escrito mil entradas (sí, soy andaluza y exagero), pero quería esperar a regresar
del ETIM12 y unir así varias ideas.
Como
seguramente sabréis (y si no, yo os lo digo), el pasado fin de semana se
celebró el III Encuentro de traductores e intérpretes profesionales en la ciudad
de Málaga. Si queréis saber qué se coció allí, podéis consultar y leer las
distintas crónicas en la siguiente página, donde
también encontraréis el programa y contenido de las ponencias.
Yo no
pretendo hacer una crónica del encuentro. Como sabéis los que habéis leído
alguna vez el blog, mi propósito es narrar mi experiencia personal, los pasos
de este camino que voy recorriendo día a día, sin pausa pero sin prisa: el de
la traducción profesional.
Bien, como
ya os conté en esta entrada, mi experiencia en los saraos traductoriles
es escasa; acaba de empezar. Las jornadas científicas y profesionales de traducción médica organizadas por APTIC y Tremédica fueron mi primer
contacto. Me fui sola, sin conocer a nadie, pero no importaba, iba a un lugar
lleno de traductores. Y allí, durante el desayuno de la última jornada, conocí
a tres malagueñas estupendas que me animaron a acudir al ETIM de este año. Lo
pensaba una y otra vez y, como siempre, decidí hacerlo sin pensar. Me apunté y
listo. Ya no había vuelta atrás. Algo que me ha costado su “tiempecito”
aprender es que lo bueno, lo positivo, no se piensa, se hace.
Volví de
Barcelona encantada y con ganas de más, por lo que la asistencia al ETIM12 era
un must. Pero mientras la fecha
llegaba, había mucho que hacer: distintos tipos de CV (como señalé en esta entrada), cartas de presentación, búsqueda de clientes, cursos de
especialización y de formación continua, página web profesional, elección de mi
marca personal, diseño y elección del logo, idas y venidas a Hacienda, pruebas
y tarjetas, ¡las tarjetas! Como bien me recordaba mi “madrina traductoril” y
bien nos repitió Xosé Castro en su ponencia del ETIM12, un traductor no puede
salir de casa sin su tarjeta (o tarjetas). Como aún no tenemos lista la página
web (soy muy “tiquis miquis”, como
decía mi gran profesor Julian Bourne), solo me hice unas cuantas para
repartirlas entre colegas del gremio.
Y aquí
están, en compañía de las tarjetas que me dieron otros profesionales durante el
ETIM12 y la chapa de Quijano Traductores. ¿Adivináis de quién es cada una? :)
Y la
pregunta del millón es: ¿Qué me ha aportado mi experiencia en el ETIM12?, ¿qué he
aprendido?, ¿qué destaco?, ¿me ha servido de algo? Al final ha salido más de una pregunta :S.
Como
siempre digo, todo sirve de algo en esta vida, todo lo que hagas te aportará
siempre algo, ya sea positivo o negativo y podrá ser susceptible de propiciar
algún cambio en ti o en tu vida. En este caso, la experiencia ha sido muy
positiva, ¡faltaría menos!
Como ya he
señalado, me reencontré con las “culpables” de mi asistencia al ETIM12 y con
una compañera de carrera, Amparo Rubio. También “desvirtualicé” a Nieves Gamonal
y a José María Izquierdo y pude conocer a otros, como a Ana Belén Lozano, a
Sarah de Quijano Traductores o a
Valeria, de Rainy London.
En cuanto a
las ponencias, todas me parecieron muy interesantes y de todas aprendí algo.
Por ejemplo, antes de ir al ETIM12 el mundo del testeo de videojuegos era un
enigma para mí. Gracias a la ponencia de Curri Barceló descubrí que… ¡No! No
quiero ser tester :) Pero por si acaso, y apelando al
refranero…
 |
Facebook via Qué Loca Está la Peña |
Con Olli
Carreira se despejaron algunas de mis dudas fiscales y, al hablarnos de
sociedades, aparecieron otras. Pero no pasa nada, dentro de poquito podremos
resolver todas nuestras dudas en Duckling & Co.
Descubrí la
interpretación en los medios de comunicación de la mano de Lluís Cavallé. Hasta
entonces, un mundo totalmente desconocido para servidora, de igual manera que
la interpretación de la poesía. Menos mal que Francesca Randazzo nos mostró
esta maravillosa modalidad.
Elena
Fernández, de Trágora, me recordó con un gran desparpajo que soy “una mala
madre”, pues tengo abandonado al pobre LinkedIn y no lo alimento diariamente.
Y hablando
de desparpajo, ¡cómo disfruté con Celia Rueda! Esta abogada malagueña me recordó
que sí, que la protección de datos tiene mucho que ver conmigo.
Eugenia
Arrés, como siempre, demostró que es una excelente oradora ¡y documentalista! ¡¿Cómo
puede conocer tantos programas y aplicaciones?!
Todas las
ponencias me enriquecieron mucho, porque de todas aprendí. Todas estaban muy “curradas”.
No obstante, si hicieran conmigo uno de esos ejercicios en los que te dicen: te
digo X y tienes que responder lo primero que te viene a la cabeza, siendo X = ETIM12,
lo primero que me vendría sería “MODESTIA. CREE EN TI”.
Pero, ¿cómo?
Esta chica está desvariando (más de lo normal).
La primera
idea proviene de la ponencia de Juan José Arevalillo, director gerente de la
empresa Hermes Traducciones y Servicios Lingüísticos. No sé, quizá me llamó la
atención porque siempre lo hizo lo extraño, o mejor dicho, lo escaso. Pese a
quien le pese, la modestia es algo que escasea en estos días, y no solo en
nuestra profesión. Todos tenemos recuerdos de nuestra época como estudiantes de
TeI o “ciencias afines”, por lo que no añadiré nada más. Pero como digo, la
modestia escasea por todos lares. La modestia y la humildad. Como bien dijo
Juan José Arevalillo, siempre habrá alguien que sepa más que tú, de cualquier
cosa y en cualquier aspecto de la vida. Por mi parte, pienso que sin humildad y
modestia es imposible crecer, progresar. Crecer como profesional, y como
persona. Y, ¿no es ese uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos?
Crecer, superarnos a nosotros mismos día a día. Si ya lo sabes todo, no tienes
nada más que aprender, de nada ni de nadie, ¿a qué te dedicas, chaval? Ya que tenemos que estar aquí
(yo de manera inesperada, de ahí mi nombre) ;), ¿por qué no intentar ser el
mejor? No el mejor traductor del panorama, como bien apuntaba Xosé Castro, sino
el mejor traductor que hay dentro de uno; exprímete, estírate, ve subiendo
peldaños, ve creciendo como persona, y como profesional. Pienso que, hagas lo
que hagas, uno tiene que aspirar a hacerlo lo mejor posible; lo mejor posible en cada momento o etapa de su
vida. Da igual que limpies calles, construyas casas, hagas tartas, dirijas una
multinacional o traduzcas; si no eres modesto y humilde, no podrás aspirar a
ser el mejor. Yo quiero llegar a ser la mejor Inés, en todas sus facetas. Y
para ello intentaré estar siempre abierta al aprendizaje, y cuando digo siempre
es siempre, hasta el día que deje de existir o me vaya “pal otro barrio”, que
es más de mi pueblo.
Sin embargo,
ser modesto o humilde no implica no creer en uno mismo, como bien nos explicó
Xosé Castro. Uno tiene que creer en sí mismo, conocer cuáles son sus virtudes,
sus puntos fuertes, pero también sus flaquezas. Negar las últimas solo nos hará
ser menos profesionales o más mediocres. Bueno, eso solo si no eres modesto.
Porque si eres modesto, sabrás que esas flaquezas solo son flaquezas mientras
no las alimentes, esfuerzo mediante, y las conviertas en tus aliadas. Nos gusta
hablar de los retos en traducción; bien, este es un reto más. Demuéstrate a ti
mismo que eres capaz de superar esa deficiencia que AHORA tienes y gana una
destreza más. Y crece como profesional, y como persona. Pero si ya eres un
Dios, no puedes aspirar a superarte, por lo tanto, MODESTIA.
Xosé también
nos habló sobre la aCtitud y la aPtitud. Al escucharle no pude evitar recordar
la frase que nos dijo el profesor de T-8 allá por… por allá:
“En las empresas,
a muchos de los alumnos se les contrata por la aPtitud y se les despide por la
aCtitud. De ahí que prefieran a los que tienen una media de notable”.
Por supuesto
que tienes que tener una buena aptitud, pero de nada sirve ésta si luego eres “un
búho”, o si eres poco o nada modesto. ¿Por qué? Porque siempre habrá alguien
que sepa más que tú. :)
Como
acostumbro a decir en todo lo que escribo, pienso que en el término medio está
la virtud. Cree en ti, pero sé realista. Sé modesto, pero no pienses que no
tienes nada que ofrecer.
Y ahora,
¿qué? Pues ahora a seguir trabajando. Y a comenzar a trabajar aquellas
flaquezas o deficiencias que el ETIM12 me ha permitido identificar. Porque el
ETIM12 no ha terminado. El ETIM12 no ha hecho más que empezar.
P.D.:
¡Enhorabuena a todo el equipo de Educación Digital por hacer posible este
encuentro y reencuentro!