viernes, 15 de febrero de 2013

La importancia del plan de negocio (y de marketing)

¡Hola de nuevo!

Sí, ya lo sé, hace bastante que no escribo, o más bien, que no publico en este blog. Pero como bien dicen por ahí, «no rompas el silencio si no es para mejorarlo».

Excusas aparte, hoy «vengo» a compartir mis impresiones sobre algo que a menudo pasamos por alto y que, no obstante, puede ser determinante para el éxito de nuestro proyecto empresarial: el plan de negocio.
Antes de comenzar, quiero dejar claro que esta entrada no pretende ser una guía. Como muchos sabéis, el objetivo de este blog es compartir las experiencias que voy viviendo en el camino de la traducción autónoma. Por lo tanto, no seré yo quien ose dar lecciones a nadie sobre cómo erigir su negocio.

Comencemos, pues. Como ya he señalado, estoy dando mi primeros pasos en el mercado de la traducción autónoma y mi objetivo es abrirme paso y encontrar mi parcela para, a largo plazo, poder vivir de ello.
Los pasos que he seguido hasta ahora son los que otros profesionales aconsejan. Llevo meses leyendo, practicando, formándome por mi cuenta y de manera «reglada», buscando mi campo de especialidad sin descuidar otros, buscando aquello que me diferencie de los demás.
Y fue indagando en uno de los tantos blogs a los que estoy suscrita o leo a diario cómo topé con esta entrada sobre marketing en el blog de Leon Hunter. Sigo este blog desde hace meses, pero con especial interés desde que comenzase la serie «Objetivo 2013 (o cómo convertirse en traductor freelance en 7 semanas)» y que puedes empezar a leer aquí.
Actualmente, y desde principos de año, convoca cursos sobre mentoring para nuevos traductores del que la citada entrada forma parte.
Leí la entrada y descargué el plan de marketing de Alaine. Le eché un vistazo. A los dos días lo leí de nuevo, pero esta vez detenidamente. 

Hacía unas semanas que me sentía algo desanimada; emprender y querer vivir de la traducción es bonito, "appealing", pero seamos realistas: requiere mucho esfuerzo y dedicación y todos los días no pueden ser «lo más». (Aunque algunos sigan sin enterarse o sin querer hacerlo, sí, los traductores seguimos siendo personas, con todo lo que ello implica.)
Sin previo aviso, las palabras sonaron en mi mente: «Es increíble la cantidad de profesionales que me cuentan  que empiezan sin un plan de negocio. Hay que tener un plan de negocio». Eran aquellas palabras que el gran Xosé Castro había pronunciado (más o menos) durante su intervención en el ETIM12, la cual podéis consultar aquí
Fue entonces cuando entendí que tenía que hacer un alto en el camino y  poner mis ideas en orden. Tomé el plan de Alaine como modelo y lo adapté a mi situación, a mi idea, a mi plan. Y no puedo estar más contenta con mi decisión. Está muy bien tener esa idea ahí todo el día en la cabecita, quererla, mimarla, alimentarla, contactar con otros traductores, leer, buscar consejo, documentarse, indagar... pero hace falta ponerlo todo sobre papel, asentando y asimilando cada uno de nuestros objetivos, pretensiones y pasos que vamos a seguir. 

Vivimos muy rápido y casi no experimentamos el significado del verbo meditar. No podemos coger el primer tren que pase y confiar en que, cuando se presente la dificultad, la sortearemos. Tenemos que elegir el destino deseado y trazar la ruta. Los imprevistos (y las dificultades) vendrán, sí (y solos), pero mejor llevar algo en la maleta que nos ayude a sortearlos. Mejor haber meditado sobre si nuestro destino es el más adecuado para nosotros y estudiar, descartar o considerar otras maneras de llegar.
El pararme y poner por escrito todo lo que quiero hacer me ayudó no solo a tener más claros los pasos siguientes, sino también me hizo ver que, lejos de lo que pensaba, no he «perdido» el tiempo, que no voy tan lenta como creía (¿conoces esa sensación de estar todo el día atareada y sin embargo el tiempo no te cunde?) y que tengo dados muchos pasos. Todo esto contribuyó a mejorar mi estado de ánimo y a cambiar mi aCtitud, uno de los pilares sobre los que se sustenta el éxito (personal y profesional).

Y sí, el plan de marketing no es lo mismo que el plan de negocio, uno es consecuencia del otro, o un medio para llevar a cabo el otro, pero no hay que confundirlos. En mi caso, reflejar por escrito mi plan de marketing me ayudó a tener más claro mi plan de negocio, animándome a desarrollarlo detenidamente, reflexionando y estableciendo los cambios pertinentes. Por eso, he buscado ayuda en la web y, aunque sé que habrá muchos más recursos y formación disponibles, os dejo aquí el enlace a este cuaderno de la serie «Quiero montar...» elaborada por la Comunidad de Madrid que, si bien se centra en el plan de negocio de un gabinete de traducción e interpretación, ofrece información muy útil que podemos adaptar y utilizar para nuestro proyecto.

Resumiendo: como todos sabemos, la organización es clave e imprescindible para todo traductor. Sin embargo, y a pesar de lo organizados que solemos ser, a veces olvidamos poner en práctica esta organización desde "the very beginning". Si cuando vas a escribir una entrada para tu blog diseñas un borrador, ¿cómo no hacerlo con tu actividad empresarial? Hay que dedicarle tiempo,claro que sí, pero en serio, merece la pena, ayuda a ahorrar tiempo y aumenta la productividad. ¿No es preferible «perder» X días en reflexionar (dependiendo de la claridad de objetivos, recursos y personalidad de cada cual) y en trazar un plan, una guía, una carretera por la que empezar a circular, en lugar de tener que pararnos a mitad del recorrido y tener que dar la vuelta porque nos hemos dado cuenta de que tomamos la carretera equivocada y nos dejamos salidas en el camino? 


Traductor meditando sobre su plan de negocio


P.D.: Para aquellos blogueros a los que les gusta planificar sus entradas y las «monerías», aquí  les dejo este Blog Planner diseñado por Superyuppies.