viernes, 28 de junio de 2013

Redes sociales sí, salud social también

Hola a todos:

Hoy os escribo para compartir una reflexión personal que, si bien no es sobre traducción o accesibilidad, sí está relacionada o interfiere en nuestra actividad profesional.

No hace mucho, un par de semanas, creo, vi la película Los sustitutos en televisión. Dirigida por Jonathan Mostow y protagonizada por Bruce Willis, la película nos muestra una humanidad que vive y experimenta a través de unos robots que suelen ser la versión perfecta de la persona: guapos, jóvenes, fuertes. Un poco al estilo Matrix, la persona real, el humano, dirige a su otro yo desde un sillón, una cama o un sofá donde se conecta al programa en cuestión. De esta manera, el humano no corre el riesgo de exponerse a determinados peligros y, en caso de amenaza, siempre puede desconectarse.


Los sustitutos. 2009.

Pocos días después de ver la película, vi uno de los muchos anuncios que existen sobre videojuegos que emulan la realidad. Este, en concreto, anima a los usuarios a quedar con los amigos para ir a divertirse, viajar, etc. a distintos lugares.
Inmediatamente, no pude evitar pensar en otras aplicaciones y juegos de la actualidad, que nos animan a vivir quizás la vida que soñamos y que, por las razones que sean, no podemos tener. Podemos ir a la playa, a la montaña o de compras con nuestros amigos virtuales (aunque normalmente, detrás de cada amigo virtual hay uno «de carne y hueso»), vivir situaciones y experiencias varias.
Pero, al igual que en Los sustitutos, vivimos experiencias pero no experimentamos.

Que nadie me malinterprete; esta entrada no es una crítica a la industria de los videojuegos, ni a la tecnología ni a los avances tecnológicos. Pienso que la tecnología es buena, necesaria en muchos casos y que los videojuegos aportan muchos beneficios; el problema, bajo mi punto de vista, reside en el uso que le damos, como casi en todo.
Está bien poder fantasear de vez en cuando; a todos nos gusta soñar, ¿por qué no? Pero estaríamos cometiendo un error si confundiéramos fantasía con realidad; si hiciéramos de esa vida ficticia nuestra vida. Sé que esta aseveración puede parecer exagerada, pero no es tan difícil caer en ella. Más aún cuando nuestra actividad laboral nos obliga a pasar horas delante del ordenador. Y todos sabemos que no solo traducimos; también dedicamos parte de ese tiempo a interactuar con otros colegas o amigos a través de las redes sociales. Y quién sabe, quizá también aprovechamos un descanso para echar una partidita a uno de esos juegos que todos conocemos.

Los traductores autónomos y otros porfesionales independientes solemos trabajar en casa, solos, aislados. Las redes sociales 2.0 pueden sernos de gran ayuda para comentar dudas, compartir noticias, recursos, para despotricar desahogarnos, para estar en contacto con personas que viven lejos. Está claro que podemos hacer un uso muy bueno y provechoso de estas redes sociales. Sin embargo, y en la opinión de esta humilde servidora, no podemos olvidar que hay vida más allá de internet, y que es muy fácil sucumbir a sus encantos y pasarnos horas tecleando. Incluso con personas a las que tenemos dos manzanas más abajo. Podemos ir a la playa virtual con nuestros amigos virtuales viviendo en Huelva, zona costera. O al gimnasio virtual a poner a nuestro sustituto buenorro para el verano.




Hace unos meses, en el último ETIM, tuve el placer de escuchar en directo a Xosé Castro, quien no necesita presentación, y quien dijo (más o menos, lo retuve solo en la memoria) que la mejor red social que existe es la que se da entre una tapa de bravas y otra de ensaladilla. Las redes sociales han existido siempre; Aristóteles ya lo anunciaba allá por el siglo IV a. C.: «El hombre es un animal político», necesita vivir en sociedad. También fue quien afirmó que en el término medio está la virtud
Cada vez que nuestras madres salían al descansillo a cotillear conversar con la vecina, cada vez que ibas al cumpleaños de un compañero de clase, cada vez que nuestros abuelos iban a echarle una mano al vecino con ese grifo que no dejaba de gotear, en todos estos casos existía una red social, pero sin internet de por medio.

Quizá vivas lejos de la playa, pero seguro que tienes cerca un parque, una piscina, una terraza, un bar (¿será por bares en España?) donde puedes quedar con un amigo (¡que incluso no sea traductor!) y pasar un rato agradable, experimentando el aire, el sol, el frío, la risa, el ruido y saboreando una bebida, un helado, una tapa.

Borges decía —no entraré en disputas sobre autorías— que la vida está hecha de momentos; yo coincido con él. En principio, solo tenemos una vida, un tiempo, pero desconocemos la cantidad del que disponemos. Así que, ¿qué mejor que vivir? Pero vivir sintiendo, experimentando, aunque corramos el riesgo de hacernos daño, de equivocarnos.
Así que hazte un favor y, cuando termines de trabajar o nada te obligue a quedarte sentado delante del ordenador, queda con un amigo, coge a tu pareja, a tus hijos, a tu vecino y sal a que te de el aire; vive. Tú, tu salud, tus amigos, tu familia, tus colegas y tu trabajo lo agradecerán (doy fe).


Redes sociales



lunes, 17 de junio de 2013

Así viví la I Muestra de Cultura Accesible de Huelva

Hola de nuevo:

Hoy os escribo para contaros mi experiencia en la I Muestra de Cultura Accesible, celebrada el pasado jueves 13 de junio en Huelva.
La idea partió de una de las empresas proveedoras de servicios de accesibilidad en HuelvaTextual, empresa 100% onubense.

Antes de continuar, me gustaría aclarar, para aquellos que no estén familiarizados con el concepto, qué es o a qué nos referimos cuando hablamos de accesibilidad. En términos genéricos, la accesibilidad se refiere al grado en el que todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio, independientemente de sus capacidades técnicas, cognitivas o físicas.

El objetivo de esta empresa era la de mostrar y demostrar que todos podemos acceder al ocio en igualdad de condiciones, sin un gran esfuerzo. Como casi en todo, las cosas siempre son mucho más fáciles de lo que creemos; lo único que hace falta es echar ganas, ilusión y dedicación.
La sociedad es heterogénea; todos somos diferentes. El problema, desde mi punto de vista, es que tradicionalmente hemos considerado la diferencia como algo negativo, cuando es lo genuino lo que enriquece y hace avanzar a la sociedad. Esta diferencia impulsa la creatividad y, como veremos a continuación, da lugar al arte.

Pues bien, desde hace unos años y gracias a la aprobación de la ley 51/2003, de 2 de diciembre, de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibulidad universal de las personas con dicapacidad (LINDONAU), varias empresas y profesionales autónomos trabajan para eliminar las barreras que obstaculizan e impiden que determinadas personas disfruten del ocio y de la cultura.
A pesar de los avances que se han ido produciendo en los últimos años, la accesibilidad a los medios de comunicación y a la cultura siguen siendo grandes desconocidos para la mayor parte de la población.
De ahí que, Textual tomase la iniciativa de organizar una Muestra de Cultura Accesible abierta a toda la ciudadanía con el fin de eliminar la primera barrera en accesibilidad: el desconocimiento.

Y no podrían haber elegido un lugar, un entorno mejor para su celebración: el Muelle de las Carabelas, en la Rábida. Creado para conmemorar el V centenario del descubrimiento de América, esta recreación del entorno histórico de la época sirve como monumento a los viajes de Colón.


Muelle de las Carabelas. La Rábida (Palos de la Frontera), Huelva.

La jornada comenzó a las 19:30 en la sala de audiovisuales del complejo, con la proyección de dos cortometrajes: Desayuno con diadema y Ejercicio.
Ambos contaban con subtitulado para sordos y personas con discapacidad auditiva y audiodescripción para ciegos y personas con discapacidad visual. Asimismo, las intervenciones y agradecimientos eran interpretadas en lengua de signos (LSE) por intérpretes profesionales, cuya labor durante toda la Muestra fue excelente.

Programa de la Muestra.


Acto seguido, salimos al exterior para disfrutar del resto de actividades. Sentados en la grada aneja a la taberna medieval, pudimos asistir, en primer lugar, a la representación de varios fragmentos de Bodas de Sangre, interpretados por el grupo del Movimiento Teatral de la ONCE Tiflonuba, galardonado con el  Premio Max Aficionado 2013 y que aúna actores videntes, ciegos o personas con algún tipo de discapacidad visual.
Todo lo que diga de estos actores se quedaría corto, así que os animo a asistir a sus interpretaciones para que comprendáis mi ausencia de palabras. Enhorabuena a esta gran compañía.
Los fragmentos estuvieron interpretados en LSE, y una vez más, quiero felicitar a las intérpretes.

Miguel Montaner, socio de Textual, presentando a Tiflonuba.

Bodas de Sangre. Tiflonuba.
La siguiente muestra fue de poesía, concretamente la del poeta onubense Daniel Salguero, que nos deleitó, entre otros, con poemas de amor. Aunque en la fotografía no aparezca, los poemas fueron interpretados en LSE por una de las dos intérpretes.

Daniel Salguero recitando.
Después del recital de poesía, vino el de música. El joven cantautor Thomas Svenson JR JR, del grupo Supersuecas, nos regaló algunos de los temas del grupo (alguno que otro inédito). Para mí, este grupo fue todo un descubrimiento, un agradable descubrimiento, pues aúna voz y letras de gran calidad. 

Thomas Svenson JR JR, interpretado en LSE.

La tarde iba cayendo en Huelva, y el fin de fiesta se iba acercando.

Monumento al Descubrimiento visto desde la grada del Muelle de las Carabelas.
Y la encargada de poner el broche final a una tarde llena de arte y cultura accesibles para todos fue la compañía Arymux que, como define en su página web, «(...) es lengua de signos que enlaza danza, música y versos».
La compañía está dirigida por Rakel R.R., una granadina afincada en el País Vasco que no solo derrocha profesionalidad, sino simpatía por los cuatro costados.
Nos hizo reír, disfrutar, admirar, bailar y usar la lengua de signos. 
Dedicó temas a todos: a los abuelos (haciendo una mención especial a su abuelo), a los padres, a los niños, y a todas aquellas personas que no creen en la realización de los sueños ni de las ideas. Nos enseñó que «todo es imposible hasta que alguien lo hace por primera vez», pues su proyecto de aunar danza, LSE, personas sordas y personas oyentes es una realidad incuestionable.
Sin duda, Rakel y sus bailarines pusieron la guinda a una tarde mágica, increíble y sobre todo, FACTIBLE.

Rakel presentando su espectáculo.

Rakel interpretando la versión de Bebe de «A quién le importa».

Como pudimos comprobar todos los que asistimos a esta Muestra, hacer la cultura accesible es totalmente factible y no requiere de un esfuerzo sobrenatural. La accesibilidad es posible, es ya un hecho. Pero hay que invertir tiempo, ganas, recursos  y dinero no solo en su realización, sino también en la investigación.

Salí encantada de aquella Muestra, no solo por lo que se había y se puede conseguir, sino porque disfruto mucho de la accesibilidad al ocio. 
Me gustó especialmente la interpretación de las canciones en LSE, por el componente artístico que conlleva. Por otro lado, cuando vemos a un intérprete de LSE, pensamos que su trabajo se limita a la interpretación en directo, pero existe un gran trabajo previo, de documentación y consenso en la terminología, al igual que ocurre en interpretación interlingüística. 

No obstante, eché en falta a dos grandes desconocidas, la audiodescripción en teatro y en danza. Son dos modalidades complicadas y lo ideal sería que el audiodescriptor tuviera formación en danza y teatro. La locución del guión audiodescriptivo se hace en directo, y no siempre se disponen de los medios técnicos para ello. Ambas son unas disciplinas interesantes que poco a poco se van abriendo hueco. Pero no olvidemos que esta es solo la primera Muestra :)

La buena noticia, como pude comprobar el pasado 13 de junio, es que existe movimiento en torno a la accesibilidad, que hay gente interesada y dispuesta a trabajar para que el ocio, el entretenimiento y cualquier tipo de información, estén al alcance de todos, independientemente de nuestras circunstancias. Y una noticia mejor aún es que uno de los lugares donde esto está sucediendo es Huelva.

Nota: Me gustaría disculparme por la calidad de las imágenes, pero ni la cámara ni yo somos profesionales de la fotografía.